Dignidad, mujeres y derechos

¿Qué hay detrás del control ciudadano que ejercen las comunidades y las organizaciones de la sociedad civil en los territorios?

Hay una gran oportunidad de cambiar las vidas de miles. Hacer control significa dignificación y nuevos comienzos para las poblaciones que por años han estado en el olvido, expuestas a lo que otros han querido hacer con ellas, porque al hacer control, estás obligando a los ordenadores del gasto a que giren sus ojos para mejorar las condiciones no solo sociales, económicas, sino también de comportamiento y convivencia de todos y todas.

Para cambiar nuestra realidad lo primero que debemos hacer es interesarnos por esos temas políticos que parecieran no ser tan agradables, ¿Quién es el ordenador del gasto?, ¿Qué es un plan de desarrollo?, ¿A qué tienen derecho las comunidades?, ¿Cómo hacer control a los recursos y políticas públicos?, preguntas básicas que nos llevan a contarles esta historia en donde convergen varias mujeres, lideresas sociales que desde su género y su entorno, decidieron cambiar no solo sus vidas sino también la de cientos de niñas y mujeres que necesitaban una atención especial.

En Santander, la Fundación Mujer y Futuro ha enfocado sus esfuerzos por hacer pedagogía frente a la violencia contra niñas y mujeres que por siglos ha predominado, allá se ha normalizado la violación de menores que residen en zonas rurales, así como la violencia intrafamiliar y los feminicidios. La lucha que han dado este grupo de mujeres traspasa la institucionalidad y busca una incidencia mayor en la misma conciencia y accionar de la ciudadanía.

Bibiana Cadena de 39 años es lideresa social de Pie de Cuesta, ella sufrió violencia intrafamiliar por muchos años, su vida cambió cuando junto a su mamá decidió asistir a la Casa de la Mujer, un espacio físico en el que confluyen mujeres de todas las edades para apoyarse en su lucha contra la violencia de género

“Desde ese momento me apasioné por el tema de mujer, el haber sido víctima de violencia me tocó y me dio las fuerzas para aprender que el día de mañana yo podía también capacitar a las mujeres y contarles mi historia para evitar muchos casos de violencias hacia las mujeres”.

A través del activismo feminista se crean lazos y tejidos sociales que buscan un cambio de mentalidad frente a las costumbres sociales que por años han marcado un hito de violencia hacía el género femenino, permitiéndole a las víctimas alzar su voz, con la certeza de que serán escuchadas y apoyadas para cambiar sus vidas y la de quienes las rodean.

Esta lucha que toma fuerza en el mundo entero, ya no distingue edades y Valeria Polo de 21 años es un claro ejemplo de ello, es guajira, pero está radicada en Cúcuta, desde allí y a su corta edad lidera el proyecto ‘Las Mijas’, con el que busca hacer promoción y prevención en derechos sexuales y reproductivos para las mujeres, también busca crear conciencia frente a la explotación sexual a mujeres migrantes y niñas a través de la práctica del Web Cam, situación a la que muchas han llegado bajo amenazas de personas “muy poderosas” como asegura ella. Otra de sus grandes luchas se ha dado por la interrupción voluntaria del embarazo, donde asegura que se ha encontrado con grandes barreras institucionales que terminan obligando a niñas y mujeres a dar a luz en contra de su voluntad, vulnerando así su derecho a elegir sobre su vida y su cuerpo.

Las mujeres de Santander entendieron que para poder combatir todas estas problemáticas debían unirse y de esta manera hacerle frente a esta bola de nieve que solo se podrá detener con acciones contundentes que les permitan tener incidencia desde la política, la pedagogía y la conciencia social.

La Fundación Mujer y Futuro (FMF) y la Corporación Transparencia por Colombia (TPC), comienzan a realizar un trabajo en conjunto gracias a la participación de ambas organizaciones sociales en el Sistema de Iniciativas de Paz (SIP), espacio de articulación entre varias propuestas de la sociedad civil en Colombia, promovido por la Inter-American Foundation IAF, que busca fortalecer el control ciudadano a la política pública de género en el departamento y a los diferentes espacios que las vinculan, “llevamos mucho tiempo rescatando la Política Pública de Mujer que tiene más de 8 años de atraso y de estar en vilo para que pueda ser socializada, modificada y por fin salga del escritorio a las calles que es donde debe estar”, indica Bibiana.

“Es gratificante poder ayudar a las niñas y mujeres para que se les reconozcan sus derechos y ver cómo este trabajo les cambia su calidad de vida. Este crecimiento es personal y colectivo”, dice Valeria, mientras resalta que este trabajo es muy importante para que desde la institucionalidad se cree una cultura de pedagogía que además tenga sanciones contundentes frente a la violencia de género y que también impacte en otro tipo de oportunidades para las mujeres del departamento. Oportunidades tan básicas como el empleo digno, donde puedan tener estabilidad y contar con todos los beneficios de ley.

Soñar con un presente y futuro mejor es el motor que hoy las impulsa a no bajar sus brazos a pesar de sentir el cansancio y la impotencia que a veces las alcanza cuando se ven bloqueadas por las mismas instituciones. Quieren que exista la posibilidad de tener una Secretaría para la Mujer que esté liderada por personas idóneas, donde la formación y la experiencia en este tipo de procesos sea uno de las principales características de quien acompañe estos espacios y que les permita apalancar todos los proyectos que tienen pensados para cambiar la historia de las niñas y mujeres, así como trabajar contra la revictimización considerando que es quizá una de las tareas más difíciles a enfrentar e invitando a la Comisaria de Familia a crear una ruta de auxilio efectiva para las mujeres, donde haya articulación y unión.

“Para mí la formación recibida por parte de Transparencia por Colombia ha sido muy importante porque nos enseñó cómo podemos nosotras llegar a hacer ese acompañamiento, esa veeduría, así como conocer de los recursos que deben ser destinados para las mujeres. Pudimos aprender a dónde buscar, a dónde llegar, este conocimiento fortalece mucho nuestro ejercicio”, Bibiana Cadena.

Desde ya se preparan para enfrentar las próximas elecciones en donde quieren tener más incidencia política para poder materializar derechos para todas a través de la construcción de los planes de desarrollo, de la agenda política, económica y social, y seguir trabajando por los derechos laborales de las mujeres que garanticen dignidad y equidad, “las mujeres siguen desempeñándose mayoritariamente en trabajos informales, siendo las más afectadas durante la pandemia que inició en el 2020, mujeres que vendían tintos en las esquinas y otras actividades que las obligaron a quedarse en su casa, situación que además aumentó las violencias”, expresa Nayibe Fuentes e indica que es vital que para la reactivación económica se tenga en cuenta el enfoque de género.

Esta red de mujeres crece día tras día, a ella se suman grandes y chicas, organizaciones enteras y personas individuales que ven la importancia de integrarse a realizar veedurías consientes, responsables y acordes a las situaciones particulares de cada región, de cada población, de cada corregimiento.

“Nunca es tarde para aprender, para capacitarnos y capacitar a otras mujeres”, Bibiana Cadena.