Control ciudadano al servicio de la transparencia

Hablar de derechos humanos en Medellín es hablar de una lucha que es extensa y que no muestra de manera inmediata los resultados de ese trasegar que líderes, lideresas, organizaciones y ciudadanías ejercen por un territorio en paz. Esta bella ciudad de clima perfecto y gente amable busca cambiar el pasado que los acompañó por mucho tiempo donde el narcotráfico era el gran protagonista.

Luchan para tener nuevas oportunidades que les permitan elegir otros caminos al microtráfico, la explotación sexual, el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes, problemáticas que avanzan de manera silenciosa frente a los ojos de las autoridades y comunidad en general.

Son conscientes de que para que se dé un cambio, debe haber unión, responsabilidad individual y colectiva frente a la elección de los gobernantes, pero, además, hacer control ciudadano y veeduría a los proyectos y recursos públicos. Saben que no basta con decir que les interesan los temas políticos, sino que deben vincularse a ellos y hacerlos parte de su cotidianidad.

De allí la importancia de La Veeduría Ciudadana al Plan Estratégico de la Comuna 6, conformada por un grupo de personas de diferentes edades que le dieron vida al reclamo justo de las ciudadanías activas, de donde hace parte Johana Piedrahita, una comunicadora social, estudiante de maestría en gestión cultural que ha dedicado su vida, experiencia profesional, laboral y comunitaria a participar de los procesos de su colectividad, “conocí varias herramientas de participación, presupuesto participativo, el sistema de comunicación e información de la comuna, entre otros”, formación que le ha permitido entender los malos manejos que se dan a los recursos públicos por parte de dirigentes, gobernantes y personas inescrupulosas a las que no les tiembla la mano para tomar lo que no les pertenece.

Para ella y los demás beneficiaros de este proyecto de formación que tiene el apoyo de Transparencia por Colombia y promovido por la Inter-American Foundation IAF, fue la oportunidad perfecta para ejercer control ciudadano e incidencia sobre el Presupuesto Participativo de la ciudad de Medellín.

Resalta que, aunque se ha avanzado mucho, se debe seguir trabajando por vigorizar la participación ciudadana, así como seguir denunciando los posibles hechos de corrupción que enlodan la gestión institucional, “personas que se han envuelto en procesos de corrupción donde ellos mismos priorizan, proponen, ejecutan y entregan los recursos, quitándole la oportunidad a otras personas interesadas en participar”. Para Johana es importante resaltar que proteger el erario es tarea de todos y todas, pues conlleva una responsabilidad que, de estar bien engranada, puede ser efectiva.

Amante de la cultura, empezó a liderar procesos de arte dentro de la comunidad, espacio que le permitió conocer a mujeres y jóvenes interesados en compartir sus saberes para fortalecer y visibilizar al colectivo de artistas, las obras de teatro, la danza, las tertulias, y todo aquello que nazca desde la creatividad y que los acerque más al ideal de paz con el que no dejan de soñar a pesar de los obstáculos y momentos complicados con los que se puedan cruzar.

Johana es muy enfática en decir que, si hay transparencia no se tiene porqué temer a la veeduría y al control ciudadano, pues esta es la herramienta de construcción y protección que al final del día beneficiara a toda una comunidad y no solo a los intereses de unos cuantos.

Desde la Veeduría de la Comuna 6 se promueve la pedagogía sobre los recursos públicos, así como la participación ciudadana que no esté direccionada, es decir, una ciudadanía que ejerza de manera libre y consiente el acompañamiento a las políticas públicas, donde las personas entiendan la importancia de su compañía sin clientelismo o simplemente por hacer acto de presencia a favor del político de turno que los utilice.

¡Derechos humanos en pie de lucha!

Esta Veeduría es reconocida junto a sus integrantes por pasar de las palabras a la acción, y Andrés Peña líder de la ciudad de Medellín es una muestra de ello. Pertenece a la Mesa de DDHH de la Comuna 6, es consejero de Paz, también está en la Mesa Metropolitana de DDHH y apoya en este mismo tema a otras comunas.

Empezó vinculándose de manera directa como habitante de su territorio, este ejercicio que le ha traído muchas satisfacciones también le ha permitido evidenciar la vulneración de derechos humanos frente a los entes territoriales de la ciudad y poder hacer pedagogía frente a lo que implican estas violaciones que atentan contra la vida, las oportunidades, el buen trato y la dignidad misma.

Él reconoce que todavía hay mucho por hacer; el desplazamiento urbano, la llegada de personas a la comuna donde se han apropiado de espacios de forma ilegal, el microtráfico, la extorsión, las rentas ilegales, el consumo de drogas, el aumento de habitantes de calle y aumento de formas de violencia por parte de los grupos los armados, además de la violencia intrafamiliar en el marco de la pandemia que trajo consigo desempleo, entre otras situaciones.

Andrés creció en la comuna Manrique en un contexto muy complejo de violencia, donde sus amigos fueron asesinados y algunos desaparecidos por grupos armados ilegales, situación que lo llevó a preguntarse de qué manera podría aportar a la transformación de esa cruda y triste realidad. Para él la academia fue ese puente a una nueva vida que le permitiría convertirse en
una persona interesada en la comunidad, llevándolo a sumergirse en las problemáticas sociales y vinculándose a procesos políticos que más adelante le permitirían hacer incidencia en la vida de cientos y de miles.

Considera que su tarea, así como la de sus colegas es maratónica y muy bella, a pesar de los estigmas que esta acarrea, las amenazas y de las diferentes formas en que se ataca y se criminaliza a los defensores de derechos humanos, que son acusados en muchos de los escenarios de ser resentidos sociales frente a las diferentes administraciones y gobernantes, “en algún momento se dijo que ‘le llegaría la hora’ a todos esos resentidos que hacían parte de la Mesa de DDHH”, y es que gracias al momento de polarización política que vive el país, donde se han creado bandos con líneas invisibles, los encasillan en un bando o en el otro, sin así serlo, porque las personas que luchan por la vida y los derechos humanos hacen parte de la legalidad y deben honrar su labor.

Es así como los integrantes de la Veeduría de la Comuna 6, Johana, Andrés, las juventudes, las mujeres, los hombres, las personas mayores y todos aquellos individuos que desde su realidad se suman a proteger la vida y los recursos, se terminan convirtiendo en seres humanos esenciales y valiosos para la democracia y desarrollo de las comunidades.